Lo que aprendemos a lo largo de los años termina formando parte de nuestros hábitos de trabajo.
La forma en la que organizamos nuestro pensamiento para trabajar proviene de habilidades que desarrollamos en los momentos de estudio, sumada a otras que hemos adquirido por el uso de las herramientas, tecnologías o no, disponibles en un momento dado en el tiempo.
Esta forma de pensar y trabajar tiene una misma base de aprendizaje. Está centrada en el uso de herramientas que, dada la dinámica de estos tiempos, han quedado obsoletas. Es por esto por lo que las empresas deben aplicar mejoras en las herramientas de trabajo para que su capital humano aporte más valor.
Encaminar al capital humano de tu empresa a que se adapte a las nuevas formas de trabajo requiere de un pequeño esfuerzo, pero este sin duda se verá recompensado con el incremento de la productividad de la empresa, la reducción en un grado importante del estrés de un sin número de tareas. Dicha adaptación es lo que llamamos como «un cambio de paradigma».
Gracias al desarrollo de herramientas de gestión empresarial como Upicus, es posible adaptar los puestos de trabajo a las nuevas tecnologías, convirtiendo dicha adaptación una actividad sencilla.
De hecho, nosotros lo estamos realizando de forma muy progresiva en las empresas en las que estamos implantando Upicus. En estos casos la empresa va incorporando poco a poco nuevos hábitos de trabajo, que sustituyen de forma natural a los anteriores. Conviven con ellos durante un tiempo, evitando así traumas abruptos.
El reto está en saber enfocar y utilizar el incremento de la productividad que se genera por los cambios que se implementan poco a poco. Una mejora en la eficiencia aportará al recurso humano más tiempo «libre» para poder realizar otras actividades dentro de su autonomía. Debemos saber gestionarlo adecuadamente para que pueda aportar todo el valor que proviene de su experiencia.